La familia Sandalio ha estado conviviendo con una sombra negra desde hace mucho tiempo. Pero la historia de esta sombra está profundamente relacionada con la historia de la casa. La casa en la que vive esta familia fue construida en el año de 1988.
Desde un principio, era normal escuchar ruidos de pasos, entre otros fenómenos sobre naturales. Algunos de esos fenómenos que ocurrían era el de sentir un aliento frío en la cara, al igual que una risa muy fría. Un suceso bastante extraño que les generó mucha inquietud.
Años más tarde, Javier Sandalio se fue a vivir en dicha casa con su esposa. Los dos serían padres de dos hijos. Con el paso del tiempo, los dos serían testigos de que vivían con una sombra negra, que incluso llegó a ser percibida por sus hijos. La anécdota que más recuerda la pareja, es la de una noche donde la mujer se fue a dormir en la habitación de los hijos.
La anécdota del doble avistamiento
Lo que sucedió es que uno de los niños, el menor, padecía por entonces de una crisis asmática. Así que esa noche, la madre fue acompañarlo. Mientras tanto, Javier sintió que alguien jalaba de sus pies. En un principio, consideró que era su esposa, levantándolo de manera urgente para viajar de inmediato a la clínica.
Sin embargo, cuando se levantó, observó que existía una sombra negra y alta junto a la cama. Estuve contemplándola durante unos segundos, hasta que vio que la sombra retrocedió muy lentamente. Pero la anécdota no concluye ahí. Justo en ese momento, la madre de la familia, salió de la habitación de los niños y se encontró con la sombra en el pasillo.
La mujer afirma que se sintió atravesada por la sombra. Aquel suceso habría pasado desapercibido de no ser porque a la mañana siguiente, el tema de la sombra fue dialogado entre la pareja. Javier Sandalio no pensaba prestarle atención, pero ante la doble coincidencia de lo ocurrido esa noche, no le quedó otra opción de percibir con seriedad lo que estaba ocurriendo en la familia.
¿Sería el hermano de Javier Sandalio?
Aquella no fue la única vez que se presentó la sombra. En otras ocasiones, la sombra negra se presentó junto a la cama del hijo asmático. Y luego volvió a retirarse de la misma manera. En estos casos volvió a confirmarse que esa sombra negra se caracterizaba por ser profundamente oscura y sin rostro.
Después de esta anécdota, Javier Sandalio comenzó a ser más receptivo a los episodios que le narraban sus hijos, que por cierto para él, representan hijos con gran madurez. Es decir, Javier no dudaba de que lo que le decían lo estuviesen haciendo llamar la atención.
La familia llegó a pensar que la sombra negra perteneció a uno de los hermanos de Javier, quien se electrocutó cuando era bastante niño. Uno de sus hijos confesaba haber jugado con lo que sería un “amigo imaginario”; alguien que en ocasiones bloqueaba su cuerpo, sin dejarlo actuar.
Todavía faltaba algo por descubrir
La descripción del vestido que llevaba este “amigo imaginario” coincidía con la que tenía el niño cuando falleció. No sabían del todo a qué situación se enfrentaban, pero no tardaron en entender que estaban viviendo una experiencia realmente paranormal.
Con toda esta información a la mano, el equipo del programa Cuarto Milenio decidió realizar una visita de la casa. Para esta prueba se llevaron diversos equipos de percepción de calor y micrófonos de alta gama. Carlos Largos estuvo a cargo de coordinar esta labor, en la que participó también Aldo Linares.
En España, Aldo Linares es conocido como uno de los expertos en cuestiones paranormales, debido a su gran percepción e intuición de entidades que ya no hacen parte de este mundo. Después de hacer un recorrido por la casa, descubrió que en efecto, existía una persona que acostumbraba pasearse por la casa.
La abuela de la mujer de Javier Sandalio
Se trataba de una mujer de saco rojo, con falda azul, que visitaba con frecuencia la habitación de los niños, deteniéndose generalmente en la cama del niño menor. Aldo Linares afirma que se trata de una mujer mayor, que siente un gran cariño por el niño que dureme allí.
Además de esto, descubrió que la casa, en otro tiempo, solía estar inundada de rosas rojas. Y entre otros de los datos más interesantes, era que reconocía a la mujer llevando una especie de bocadillos envueltos en un papel. Con esas descripciones Javier Sandalio confirmó que todas coincidían con la de la abuela de su mujer.
Era algo que para él resulta inesperado, porque resultaba más lógico considerar que el espíritu correspondiera con su propia abuela. De cualquier Aldo Linares, sugirió ubicar jarrones de rosas rojas para agradar a la abuela. Y la pista de los bocadillos, obedecía a un tipo de comida que la mujer acostumbraba a pedir cuando se encontraba en el geriátrico. De esa manera se logró percibir que la sombra negra correspondía a un familiar. A la familia Sandalio le queda por ahora, seguir valorando lo que supone esta sombra y el modo en que deben acostumbrarse a su presencia.