Mesopotamia y sus seres sobrenaturales

Los asirios se ubicaban en la región norte de Mesopotamia. Y como civilización, representaron a una cultura muy avanzada, una sociedad que logró dar luces sobre la ciencia y las artes. Pero como toda buena sociedad, también construyó sus propios mitos e imaginarios. 

La construcción de mitos e imaginarios son naturales en toda sociedad. En muchos casos, se presentan como invenciones para justificar ciertos fenómenos incomprensibles, en otras para sustentar los miedos, y otras más, para tejer un grupo de historias que divierten. 

En el caso de los asirios, que tuvieron una vigencia en el mundo desde el año 3.000 a 2.000 antes de Cristo, existe una gran variedad de relatos sobrenaturales que aluden a seres únicos. De hecho, se estima que fueron los asirios los primeros en construir la literatura, los miedos y la tradición de los vampiros. 

Sin acceso al inframundo, sin acceso a la paz eterna 

Uno de los seres que defienden la mitología asiria son los Ekimmu, también conocidos como Edimmu. Este era una persona que moría de modo prematuro. Y a su alma desdichada se le negaba el ingreso al inframundo. De hecho el nombre ekimmu traduce “el que fue atrapado”. De modo que este ser, pasaba a convertirse en un personaje violento y dotado de muy mal humor. 

Los Edimmu se presentan como seres muy vengativos, debido a que no podían descansar en paz. Por lo mismo se mantenían en el mundo de los mortales, alimentándose de su energía. Según se describe, eran seres muy fuertes y bastante musculosos, que contaban con la virtud de convertirse en invisibles. 

Además adoptaban figuras en forma de humo, se convertían en sombras y se impulsaban como vientos llenos de desgracia. ¿Pero qué tipo de muerte sufría una persona para ser tratada como Ekimmu? Se habla de personas que murieron en prisiones, ahogadas o por deshidratación. 

No alcanzarían la paz hasta no ser sepultados 

Igualmente se habla de aquellas personas que no tuvieron un funeral adecuado, aquellos que fallecieron sin tener parientes, o bien, aquellos que no tienen quien cuiden su tumba. Los ekimmu, tampoco pueden alcanzar su paz mientras su cuerpo no sea sepultado. 

Además de esto, estos vampiros, tenían la costumbre de habitar lugares solitarios y bastante desconocidos. De acuerdo a los asirios, esto se debía a que así se encontraban en zonas alejadas de encantamientos. Sin embargo, algunos acudían a sus seres queridos para exigir ayuda, pidiéndoles que practicaran ciertos ritos que les concedieran paz.

En la Antigua Mesopotamia, ya fuesen asirios, sumerios o babilonios, los Ekimmu eran seres de respeto. Había que frenar su poder sobrenatural, así que en muchas ocasiones las personas no viajaban solas, evitando a toda costa aquellos sitios de naturaleza desierta. Igualmente, antes de ingresar a una vivienda, efectuaban oraciones.

Los Uukku: demonios creados por el dios Anu 

De esa manera se mantenía a raya a los vampiros, evitando que cruzaran el umbral de la puerta. Pero los Ekimmu son solo un ejemplo de lo que son los vampiros, aunque se asume que existen diversas clases de Ekimmu. Otro de los seres mesopotámicos eran los Utukku. 

Estos seres eran considerados como siete demonios que provenían del mismo dios del cielo Anu. El asunto es que no siempre se presentaban como seres malévolos. Los Shedu, hacen parte de la categoría de demonios buenos del dios Anu. Mientras que los Maskin pertenecían a los demonios que hacían parte del inframundo.

En cierto sentido, para la tradición cristiana de Occidente, se podría comparar a estos seres con los ángeles blancos y ángeles caídos que conviven bajo las órdenes de Dios y los poderes del diablo, respectivamente. Los Shedu y los Maskin se encontraban batallando de manera constante.

Los Maskin, los más peligrosos seres en la historia de Mesopotamia  

Se sabe que los Maskin eran agresivos, capaces de derrumbar grandes muros, además de tener un apetito voraz. Y que decir que trabajaban con las huestes de Alal y Telal, que eran los responsables de engendrar las enfermedades y las pestes. Los mesopotámicos debían combatirlos acudiendo a la invocación de los dioses. 

De acuerdo a las tradiciones de Mesopotamia, aquellas personas que tenían la oportunidad de avanzar y convertirse en seres sobrenaturales eran aquellas mujeres que se mantuvieran vírgenes. O bien, que fallecieran amamantando. También entra aquí los hombres solteros. Los hombres malvados también tenían derecho a convertirse en seres avanzados, pero de corazón oscuro. 

Aquellos que fuesen enterrados en sepulturas muy poco profundas también tenían posibilidades de adquirir dones sobrenaturales. Existe una referencia muy bonita sobre este tema, en una placa encontrara en Irak. En esta se afirma que los dioses se apoderan de aquellos hombres que han desertado de sus sepulcros. La inscripción afirma también que los vientos malignos que salen de las criptas exigen pagos de rituales y libaciones: todo el mal que representan estos seres provienen de las mismas tumbas.

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