Napoleón Bonaparte murió el 5 de mayo de 1821. La causa de su muerte fue al parecer por un cáncer que desató en él unos fuertes dolores estomacales. Se presume también que puedo haber muerto, tras ser envenenado por arsénico. A partir de la fecha de su muerte, nació su leyenda.
Cómo estratega militar, su vida tiene mucho por decir. A finales de su vida, estaba acompañado de manera permanente por diversos médicos y personas de confianza. Fueron ellos los que decidieron crear la máscara mortuoria de este personaje. Sobre esta máscara existe una gran documentación, como también ciertas controversias sobre su real historia.
Para la creación de la máscara, el gobernador de la Isla de Santa Elena, Hudson Lowe, designó al médico Archibald Arnott que se hiciera cargo del cadáver. La mujer de Henri Gatien Bertrand, quien fue uno de los militares más cercanos a Napoleón Bonaparte, insiste en que debe realizarse una máscara de su rostro. Mientras tanto, dos artistas se hicieron cargo de crear bocetos sobre el cadáver.
El 7 de mayo debió ser la fecha en que se realizó la máscara
Al día siguiente, el médico François Antommarchi declara que sí es posible realizar la máscara, siempre y cuando se consiguiera suficiente yeso. En esta labor por obtener la máscara mortuoria, el tiempo jugaba en contra. Solo fue hasta el 7 de mayo que lograron obtener material artesanal suficiente para iniciar el proceso.
De acuerdo a varios historiadores, la máscara fue realizada en tres partes. Algunos dicen que la máscara, la que tiene que ver directamente con el rostro, no logró obtenerse. Sin embargo, se tiene la tesis que la mujer de Henri Gatien Bertrand, conocida como Mme. Bertrand fue la que se hizo cargo de llevarse la pieza principal de la máscara.
El verano siguiente, el medico François Antommarchi, se reunió con ella en la residencia de la familia. Se afirma que fue en esa entrevista donde ambos decidieron crear el modelo de máscara que hasta el día de hoy se conoce. No fue hasta ocho años más tarde que se verían réplicas de dicho rostro.
Napoleón Bonaparte pasaría a la historia, lo mismo que su máscara
Sin embargo, existe un dato curioso, esto solo ocurrió después de la muerte de Francis Burton, otro de los médicos implicados en la creación de la máscara mortuoria. Hay que tener presente que la máscara que poseía el médico Antommarchi estuvo circulando desde finales de la década de 1820.
Años más tarde, en 1834, se realizó una exposición en Londres donde se exhibieron los moldes de la máscara. Fue justo ahí donde comenzó la polémica sobre la verosimilitud de la máscara. Las copias de este rostro seguían generando gran fascinación. Son pocas las copias que lograron resistir hasta nuestra época actual.
De hecho, el doctor Robert Graves, quien era primo del médico Burton, dijo en una conferencia que la máscara de Antommarchi era falsa. Sin embargo, los argumentos que ofreció este hombre, no lograron debatir la estabilidad que ya tenía la máscara difundida de Napoleón Bonaparte hasta entonces.
El viaje a Nueva Orleans
En Nueva Orleans, esta famosa máscara, que ya era considerada como el rostro de la obsesión, logró tener un gran impacto. Esto se debía al modo en que aquella población admiraba al famoso Emperador francés. De modo que la máscara viajó hasta el continente americano, para obtener allí una nueva residencia.
Antommarchi en el año de 1834 dio a conocer en Nueva Orleans una copia del rostro en versión de bronce. Tiempo después, la máscara fue a dar en La Habana, Cuba. Por entonces, dicha nación estaba bajo la gestión del general Miguel Tacón. Se sabe que uno de los primos de Antommarchi poseía una finca en dicha isla. Fue allí a donde fue aparar el médico.
A lo largo de sus últimos años, este hombre se dedicó a realizar varias copias del rostro de Napoleón Bonaparte. Las copias eran entregadas a distintas personas que ostentaban altos cargos en el gobierno de Cuba. Se dice que la máscara original fue a parar a las manos del general Juan de Moya.
¿Cuál es la máscara verdadera?
Tiempo después, la familia de Juan Moya se encontró en crisis económicas, debido a las guerras que afrontó la isla. Eso conllevó a la venta de la máscara mortuoria al general José Lacret y Morlot. A partir de ese punto, se desconoce cuál fue el destino de la famosísima máscara.
Hoy en día existe una gran polémica sobre cuál es la verdadera máscara de Napoleón Bonaparte. De acuerdo al historiador Bruno Roy-Henry, la máscara que ha sido difundida es falsa. En una carta abierta al Teniente Coronel Chaduc, este historiador le afirma que la máscara no es original y que todo hace parte de un montaje.
Sin embargo, Chaduc, se contacta con Eugène de Veauce, quien es especialista en máscaras mortuorias. Este experto le afirma que realmente es auténtica. En todo caso, el historiador Bruno Roy-Henry insiste que como testigo de los acontecimientos de aquella época, la máscara es del todo falsa y que no existe pista alguna que devele que es del todo original.